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Escrito por
@JULIAZUL_17

21/10/2019#N70773

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Bajé del micro junto con otros, apretando la campera sobre el pecho. Mientras avanzaba el guía seguía contándonos la historia, estadísticas, datos vacios y absolutamente prescindibles frente al paisaje, de una contundencia tan feroz que costaba respirar.  La tierra, barro negro cubierto de rígida espuma de sal, se dejaba pisar copiando nuestra huella en su arcilla. En una mirada distraída vimos calles, avenidas, casas, comercios. Avanzamos por calles anchas, bordeadas de construcciones en escombros, como cadáveres en distinto estado de descomposición: algunos mostrando la carnadura de azulejos y ventanas, otras, sólo el esqueleto de una escalera subiendo hacia ninguna parte. Casi nadie hablaba, sólo podíamos, de vez en cuando, registrar imágenes de eso para lo que no encontrábamos palabras y seguro no podríamos explicar al volver. Carteles y fotografías enmarcadas en metal recordaban otros estadios de la pequeña villa antes, cuando no era un fantasma. Llegamos al borde a partir del cual solo había agua. En un intento de nuestros cerebros por comprender, buscábamos reconocer estructuras de piletas y trampolines; una plaza sin juegos, restos de bancos y mesas de cemento donde las familias se habían seguramente reunido a matear mientras tomaban sol. El agua al frente y a los lados, de un gris acerado, como un enorme mar de mercurio, brillaba en ese mediodía sin sol como la piel de un pez gigantesco. Se diría un animal al acecho, a la espera de su próxima presa.

Volvimos a la combi para dirigirnos a lo que fuera el balneario: un bosque de árboles erguidos, con los troncos blancos y pulidos por la sal, desnudo, muerto. Sin duda lo más ominoso que veríamos, un entorno blanco y gris, cuadras y cuadras de vegetación cuasi petrificada, sin una hoja, ni el recuerdo de un verde arriba o abajo. Estatuas de sal en medio de una guerra sin soldados. En una explanada algo más elevada, troncos enorme cuyas grandes raíces se apoyaban como tentáculos totalmente limpias. Arañas vegetales a las que el agua había despojado de la tierra en la que crecían, dejando sólo las siluetas desamparadas. Otra vez en el vehículo nos transportaron hacia el museo donde, desde una pantalla, antiguos habitantes relataban sus historias con la voz entrecortada y llorando a la cámara. Ponerle un rostro a ese abismo lo profundizó, completando el cuadro de lo sucedido.

Nos fuimos al fin, sacudidos, perforados por una realidad que habíamos conocido por los noticieros y que recién ahora y aquí podíamos dimensionar.

Fruto de la desidia y codicia de gobernados y gobernantes, la laguna de Epecuen es la madre naturaleza abofeteando a los hijos cuando le faltan el respeto.

 

Comentarios

@JULIAZUL_17

21/10/2019



Este texto me lo provoco la visita a la Laguna de Epecuen que hicimos el pasado fin de semana largo con La Jones. Quise compartirla con la pagina. Espero que los otros viajeros la lean y comenten. Gracias, Stella Maris

 

 

 

 

 

   
@AGUSTIN

21/10/2019

No he sido de la partida, Stella Maris, pero tu relato es una descripción descarnada de una tragedia ecológica que estremece pese al tiempo transcurrido. Como tantas otras que ocurren y que permanecen en nosotros hasta que desaparecen de la pantalla pero no de la realidad.

Una tragedia que ocurre diariamente es el desplazamiento de la frontera agropecuaria. Dicho de otro modo: se pierden ecosistemas para ganar campos de cultivos o de cría de ganado. Puede no parecer grave porque es silencioso y lento, sin embargo... En San Martín, donde vivo, se ven aves que no son de la zona. Cotorras, pájaros carpinteros, gavilanes y chimangos. La Naturaleza tiene síntomas que no estamos viendo como ha ocurrido en el caso de la laguna.

Tenemos un único hogar que es nuestro maltratado planeta Tierra. Es hora de ser actores y dejar de ser espectadores.

¡Gracias por la interpelación que nos hace tu relato!

Agustín

   

@JONES

21/10/2019

Muy lindo relato julia..... lo interesante es lo que nos provoca......a mi me hace acordar a una obra de teatro que se llama "un enemigo del pueblo " de Henry Ibsen.....o su mala copia la peli Tiburon.... gracias x compartirlo  
@MAR_3300

22/10/2019



No participé de la salida, sin embargo, comparto tu pensamiento en cada punto. Lo que lleva a considera que ... Todavía no aprendemos, y el costo es la Tierra por tanto, nuestra vida!

Cariños. María.  
@MARIO

28/10/2019

Sin dudas un impacto la visión de tanta destrucción. La obra de la naturaleza sin ningún atisbo del hombre para defender las consecuencias..Así somos, así estamos... mirándonos como extraños ante el curso de los hechos... Crudo y durísimo el relato Stella, pero muy claro y bien logrado. Gracias por compartirlo. Mario