DÍA DEL MAESTRO, para reflexionar...


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Escrito por
@ROMI38MISHIJOS

13/09/2015#N55251

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Félix Baumgartner, un deportista austríaco exmilitar, paracaidista y saltador base, es conocido por la peligrosidad de su misión cuando hace tres años se lanzó en caída libre desde 40.000 metros de altura.
Su objetivo fue, según dijo: "extender un poco más los límites de la humanidad", que lo llevaría a romper el récord de superar la velocidad del sonido en su lanzamiento.
Fue entrenado por su amigo quien le dio todas las herramientas para luego guiarlo en el objetivo: utilizó toda su inteligencia corporal, de pies a cabeza, cuidó su cuerpo entero, midió su resistencia, especuló con su fortaleza pero además mimó su espíritu y se conectó a su intelecto. 
El camino duró cinco años hasta que el aventurero consiguió la paz interior jamás pensada y el equilibrio casi total sobre sí mismo.
Aquí es donde su entrenador terminó la tarea y le soltó la mano. Llegó el día en el que tuvo que comenzar el solitario ascenso en un globo que arrastraba su nave hacia la estratósfera, vistiendo un traje presurizado y respirando oxígeno contínuo. Duró dos horas y media en las que retomaba sus saberes para llevarlos en instantes a la acción, respiró profundo y se lanzó al vacío. Luego comentó: "sentí mucha soledad ante tanta inmensidad, miedo, angustia, desconcierto". Su caída fue todo un éxito, dentro de los parámetros estipulados.
¿De qué se trata la tarea docente si no de extender los límites de la humanidad un poco más? De soltar la mano a algunos alumnos para comenzar el entrenamiento con otros, guiarlos, conectarnos a su intelecto, dar las herramientas y no la solución... Porque como ya vimos, el momento decisivo les pertenece únicamente a ellos y allí sabremos si valió la pena nuestro paso por sus vidas. Lograr que lleguen al momento del salto al vacío con la mayor cantidad de elementos posible pero que se sientan seguros y capaces de manejarlos. 
Hoy pensamos en Domingo Faustino Sarmiento, a quien su padre le enseñó a leer a los cuatro años de edad para que recibiera una buena educación y una vida distinta a la pobreza en la que nació. Sarmiento se enamoró de las letras, porque era algo inusual en la época, leía sin parar y aprendió por su cuenta diferentes idiomas y se pasaba horas leyendo el diccionario. Sarmiento así ingresó en la política, llegó a la presidencia y se ocupó de la educación, con la pluma y la palabra, "Por ver grande a la Patria tu luchaste, con la espada, con la pluma y la palabra". Esta frase nos deja la idea de que un niño instruído será capaz de construir un país hablando y escribiendo. Porque si hablamos y escribimos formamos parte, pertenecemos y las expectativas de progreso serán mayores.
Hoy la lectura y la escritura está en todas partes, no llama la atención por ser inusual. Por lo tanto, que los niños lean y escriban dependerá de las estrategias interesantes que los maestros brindemos. 

FELIZ DIA QUERIDOS DOCENTES!!!

 

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