Democracia participativa


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Escrito por
@EMILEO

06/12/2011#N39021

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Hay mucha gente que protestó (y aún protesta) por las constantes marchas, piquetes, cortes de ruta y manifestaciones que complican muchas veces nuestros traslados, o por las huelgas que dejan a nuestros hijos sin clase o nos dejan a nosotros sin colectivos o trenes. En fin, alza su voz contra todas las maneras de acción directa que se utilizan, planteando la necesidad que se busque otra manera de reclamar "sin molestar al otro".

 

Más allá de la necesaria aclaración que la inmensa mayoría de esas personas no abrieron la boca más que para apoyar calurosamente. cuando los piquetes o cacerolazos iban en defensa de nuestra telúrica y benemérita clase de terratenientes locales (que más allá de la confundida adhesión de algún trabajador pobre, fueron los únicos beneficiados por el voto "no positivo" de Mr. Cobos), ni se quejaron jamás por la Peregrinación a Luján (manifestación de fe que trastoca todo el tránsito del Oeste cuando se realiza), vayamos al fondo de la discusión.

 

En Diciembre del 2001, todas las esperanzas e ilusiones que las Instituciones (Justicia, Parlamento, Partidos Políticos) les solucionaran los problemas a la gente, se diluyeron ante el corralito, la crisis, el desempleo. La gente salió a buscar formas alternativas de sobrevivir y de pelear por sus necesidades insatisfechas. Recorrió un camino que pasó por el trueque, los cartoneros y los planes sociales hasta que empezó a revertirse la situación. Y, desde el punto de vista político, jamás la ciudadanía tuvo una cohesión tan grande. Su voz era un grito contra la mentira y la burla de quienes siempre la estafaron: “Que se vayan todos”.

 

Todo el mundo salió a la calle a protestar. Desde los cacerolazos iniciales, se fue a las Asambleas Barriales, las marchas en coche, donde se juntaban las 4 x 4 con las Renoletas y las constantes manifestaciones de cartoneros y desposeídos, junto al reclamo persistente de los ahorristas estafados golpeando las puertas de los Bancos.

 

Quizá las fábricas recuperadas hayan sido el salto más alto en cuanto a medida anticapitalista (expropiación por necesidad de mantener la fuente de trabajo - autoorganización obrera) y marcan un nuevo piso donde en medio de una crisis se enfrenta la ley de la ganancia del patrón a costa del desamparo de los trabajadores. Pero a la vez son una ejemplo claro de “tomar las soluciones en manos propias”.

 

Cuando la situación tocó fondo, fue la gente en las calles la que marcó el ritmo de la salida. Si no, sería impensable que los que tomaron el Gobierno en ese instante (el sector más reaccionario y de derecha del peronismo - Puerta, Rodriguez Sáa y Duhalde -), llevaran adelante medidas como el no pago de la deuda externa, la implantación de retenciones a las exportaciones, la pesificación asimétrica (para evitar el colapso de todas las hipotecas inmobiliarias), expropiación de fábricas para entregarlas a los trabajadores y la distribución masiva de planes sociales.

 

Ese proceso no solo se vivió en Argentina, si no en toda América Latina. Después de una década de aplicar obedientemente los planes del FMI (¿se acuerdan de la alemana y del indio que venían cada año a tomarnos examen?), todos los países de la zona entraron en crisis. Lo mismo que ahora se repite en Europa. Y pensar que hay gente que todavía exige que el país sea serio y se ajuste a los dictados de los organismos financieros. Digo yo ¿nunca aprenderán?

 

Pero la población sí sacó sus conclusiones. Una vez que aprende algo bajo el hierro candente de la Historia, que marca con salvajismo cada uno de esos procesos, no olvida. Por eso, la democracia "de a pie" vino para quedarse. Por eso cuando pasa cualquier cuestión donde las autoridades no actúan, como un asesinato en el barrio, la gente sale y toma la acción en sus manos sin confiar en nadie.

 

Esto puede que esté más mediado porque el kirchnmerismo trajo de vuelta una cierta confianza en la política oficial, pero tendrá que pasar mucho tiempo de buen tino y acción de todas las Instituciones para que eso desaparezca y, de eso, estamos lejos.

 

Yo brindo por esa resolución de la gente de tomar en sus manos el timón del país y no confiar en nadie. Esa es la verdadera explicación del rumbo de todas las naciones del Cono Sur y ahora de África. Los poderes no pueden poner el pie fuera del plato, si no, la gente está atenta para salir de nuevo.

 

Y, si la gente es la que manda, para mi, es algo muy parecido a democracia. Más, me parece, que cuando los senadores arreglan con la Banelco para votar leyes que flexibilicen el trabajo. O por acuerdo con los milicos votan las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida... y tantísimos otros ejemplos que todos conocemos.

 

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