Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@YOMISMA

07/03/2009#N25586

0 Actividad semanal
790 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Llegabas a mi casa mas tarde de lo que habíamos acordado. Unas cosas mías y otras tuyas, que no vienen al caso, habían retrasado el comienzo de nuestra primera noche juntos.

 

Tu desorientado y yo asustada nos dirigíamos al salón como dos niños que estaban a punto de hacer alguna travesura. Tanto tiempo esperando el momento, había hecho de él algo tan idealizado, como imperfecto y desastroso se predecía.

 

Televisor encendido, puerta de la calle cerrada, total soledad compartida...

 

Me senté en otro sofá, alejada de ti, mirándote con anhelo de tenerte más cerca de lo permitido, tú me animabas a acercarme, me tranquilizabas, me acariciabas la cabeza buscando la manera de relajarme sin saber que mirándome me tenías ganada y perdida a la vez.  

 

Recostaste tu cabeza sobre mi hombro con pretexto de broma y yo besé tu cogote ayudándome de caricias. Nos acercábamos más y más... buscábamos maneras de acercarnos y fingir que no pasaba nada... evitábamos miradas huyendo de un beso que ya nos alcanzaba. Manos cada vez más participativas, dedos que se escondían en mi nuca, caricias que buscaban la llave que desencadenaría un primer beso que desembocaría en muchos más...

 

Una encontradiza mirada tuya, esta vez ineludible, larga, cercana, brillante, temblorosa, tierna, poseedora de muchos más adjetivos de los que existen... fue la que embrujó tus labios y los míos que se aproximaron como si gozaran de vida propia. Odio y amor se manifestaron cuando quise besarte tanto que anhelé desgarrar tus labios.

 

Dejando el disimulo de un lado, sin soltar de la mano al miedo, me coloqué sobre ti amando y temblando a partes iguales. Tus manos se aferraban firmemente a mi cintura y las mías se posaron tímidamente sobre tu pecho, intentando continuadamente mantener nuestros cuerpos lo más unidos posibles.

 

Sin dejar de besarte empecé a desabrocharte botones uno por uno. Cuando lo advertiste me miraste y encontraste una sonrisa maliciosa dibujada en mi boca. Tras devolvérmela comenzaste a hacer lo mismo con mi blusa entre besos eléctricos y miradas húmedas, que sin duda provocaban descargas de un suave placer que se iba acentuando por momentos...

 

Recompensa más agradecida no pudo ser otra que descubrir tu pecho desnudo, poblado, musculado y duro. Lo acaricié como si fuera lo último que iría a tocar, lo exploraba curiosa, ansiosa...

 

Un cosido de mi blusa te impedía quitármela del todo, dejé por unos momentos mi deleite en tu pecho para mirarte a los ojos y adivinar al instante lo que querías, sin dejar de mirarte a los ojos desgarré mi camisa dejando entrever el sujetador que guardaba mis pechos... cohibiéndolos...  separándolos de ti. Pronto supiste lo que quería y no tardaste demasiado en masajear mis pechos aun cubiertos, en conocerlos poro a poro con las precisas yemas de tus dedos...

 

Quería quererte tanto que besarte me parecía poco, nuestros alientos se mezclaban y las respiraciones se confundían, el sofá se había quedado pequeño y la cama estaba apenas a unos pasos. De nuevo hablaron los ojos, que entre beso y beso se dijeron que el sofá no era suficiente para disfrutar de nosotros.   

 

Sin parar de besarnos ni cambiar de postura me llevabas siguiendo torpemente mis indicaciones cegado por la excitación... al cambiar de postura pude notar tu pene por primera vez a través de la ropa, lo cual me excitó mucho.

 

Te dejaste caer a la cama conmigo encima, llevábamos demasiada ropa puesta y no podíamos perder ni un momento, me quitaste el sujetador quedando por un momento de alguna manera sorprendido, recreando tu mirada en mis pechos desnudos... mantuve tu mirada mientras, desconcertado por mi iniciativa, descubrías que estaba desatándote el cinturón. Cuando metí mi mano por tu pantalón pude notar como tu sexo crecía aun más al sentir mi mano... estaba claro, cada vez sobraba más la ropa.

 

Los pantalones se escurrieron por tus piernas y los míos no tardaron en hacer lo mismo, sutiles trozos de tela separaban ahora nuestros sexos en ese balanceo de pelvis que intentaba atravesar los tejidos con ayuda de la fricción.

 

La ropa interior ya no cumplía su función, solo estorbaba entre tanto deseo mal encauzado... pero la poca consciencia que me quedaba en aquella turbia situación me hizo querer esperar... bajé la única prenda que llevabas poco a poco descubriendo tu pene henchido y húmedo... siguiendo el instinto lo besé, cerré los ojos y quise hacerle el amor solo a él, jugaba con tu miembro como lo hace un  niño con un juguete nuevo, probaba cosas diferentes y a todas parecías responder bien... y aunque sabía que te gustaba no quise demorarme en tal tarea, quedaba mucho por hacer y el palpito de tu sexo me decía que no teníamos mucho tiempo.

 

Por fin me deshice de mis bragas dejando respirar a mi sexo, totalmente encharcado. Lo restregué sobre tu miembro hasta casi llegar al orgasmo... bajé el ritmo y me estiré a alcanzar la caja de condones que estaba en la mesita, en el primer intento mi grado de libido y mi inexperiencia me hicieron romper el condón por lo que en el segundo intento fuiste tu quien te lo colocaste.

 

Giramos al compás, abrazados como si fuéramos lo único que nos atara a la vida, colocaste tu pene en la entrada y empujaste levemente sin dejar de mirarme a los ojos, cuando te empezaste a introducir una tirantez placentera y desconocida me asustó y me impulsó a besarte... poco a poco seguiste hundiéndote en mí hasta quedarnos completos. A continuación saliste despacio y volviste a empujar empezando a coger ritmo... un ritmo cada vez más frenético, nuevo para nosotros, una sensación única sin precedentes ni comparables. Sorprendidos por la capacidad mutua de amar con los cuerpos quisimos más de aquello, queríamos saciarnos de esa novedad. Impulsada de nuevo por la unicidad del momento, di la vuelta sobre ti y me puse de nuevo a horcajadas... el roce de tu pubis contra mi clítoris,  la penetración guiada por mi y tu dedicación a mis pechos me hicieron alcanzar un orgasmo que representé en un grito ahogado, esto, al contrario de cansarme, me hizo querer mas, aumentando de nuevo el ritmo y, haciéndote alcanzar el orgasmo mientras quedabas sin respiración durante algunos segundos...

 

Exhaustos nos quedamos abrazados por inercia, nuestros músculos no respondían y tampoco hacíamos intención de ello. Una sonrisa cómplice, que decía que idealizar algo no siempre lleva al error,  fue el final de esa noche.

 

Elena Ramírez.

 

Comentarios

@ATUEL

19/03/2009



Tu relato erótico y amoroso es atrapante.

Más allá de su veracidad (no viene al caso), si no fuera cierto merece y se hace cierto en quien lo sabe disfrutar.

Olé, guapa !

Atuel  

ARG

ARG

MUJER de 53 en Villa Pueyrredon

Optimista, divertida, independiente. Me importan los afectos y las relaciones si

¿CONOCERLA?

NO

Más Mujeres
ARG

ARG

HOMBRE de 52 en Córdoba

Si me gustas me doy entero, no especulo. No busco amistad ni voy a ver que pasa.

¿CONOCERLO?

NO

Más Hombres

Salidas Grupales

Ver Todas

Últimas notas

Ver NUE+COMEN
Registrate y comenzá a conocer gente linda