un inmortal final-

Despierto entre los besos de mi amada.
Me deleito acariciando sus cabellos en mi pecho desnudo.
Su figura sin ropa bailotea entre el voile de las cortinas.
Una bandeja de plata nos ofrece un sabroso desayuno.
¡Casi... casi nos tienta!
Pero yo solo quiero volver a verla,
Y sentir sus húmedos labios estrellarse en mis hombros.
Acuno su frágil silueta como queriendo protegerla de espantosas fieras.
La emoción escondida en mis entrañas, le provocó un temblor a mis piernas.
Las lomadas de su cuerpo extasían de enardecida ternura, mi mirada.
Atino a posar mi dedo en su piel pero siento que desaparezco.
Trato de asirme a la colcha del lecho pero mi existencia se desvanece.
Es tan fuerte su energía que ni siquiera, su sombra puedo ser.
Me estoy alejando y sus lágrimas tiñen de almíbar, mi cara sin gestos.
(Porque ella sólo, llora dulzura mientras una canción de cuna denota la partida
de él.


Atrás quedó la silla alemana de ruedas, la colorida medicación que calmaba
sus dolores y esos mechones de cabello que se pegaban a lo largo de la
almohada.
Él le dedicó un último suspiro de vida.. Ella sabía que lo perdía y sólo le
brindó un festín de besos y caricias.


Con una de sus pequeñas manos tomó un manojo de tierra colorada y la depositó
en la palma de él. Cerró ese puño amado. Miró el cielo pero ya las nubes no le sonreían como antes.
Su mirada denotaba mucho más que tristeza; Se sentía vacía y se preguntó:
¿El sol? ¿Cuándo volverá a brillar mi sol?
Quien es artista sabe cómo lograr la inmortalidad: Juntó sus pinceles y sobre la tela
dio el primer trazo de lo que más tarde se convertiría en el rostro de él.
Solitaria quedó la huella de una lágrima, que recorrió su rostro. Una dulce sonrisa trepó a sus labios y un ?te amo? se perdió en el aire de los silencios.
A su manera ellos habían triunfado.

(para Alejandro que ya no está con nosotros).
Maria 370

 

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