UNA HISTORIA DE AMOR !!


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Publicado por
@SALU

30/05/2007#N15730

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UNA HISTORIA DE AMOR

30 de mayo de 2007 / Día Nacional del Donante de Órganos
( me fue enviado por un amigo que no esta en estos momentos en la pagina )




(En memoria de Martín Castellucci)



Ella tiene 48 años, esposo y una hija de 12, padece de poliquistosis renal hereditaria, una enfermedad que, en su evolución, lleva inexorablemente a la muerte. A ella no le quedaban muchas alternativas: sólo un trasplante que le devolviera la posibilidad de vivir. Estaba en lista de espera (en espera, nada más ni menos, que de la vida).

En la madrugada del pasado 7 de diciembre la llamaron de urgencia del hospital para que se internara. Un milagro comenzaba a producirse…



Él, Martín, tenía 20 años. En la madrugada del 3 de diciembre fue a bailar a “La casona” de Lanús con un grupo de amigos. A uno de los muchachos del grupo, de tez más oscura, no lo dejaron entrar. Martín prefirió quedarse afuera con él (solidario, así era). Lo intentaron de nuevo. No conocían que las “leyes” discriminatorias del lugar eran impunemente inviolables. Otra vez le impidieron groseramente la entrada al amigo y Martín, entonces, reclamó (porque no soportaba la injusticia, así era). Pero no sabía hasta qué punto la discriminación de los irracionales genera violencia y que la violencia mata sin discriminar. Lo golpearon brutalmente (con manos de boxeador) los guardaespaldas del dueño del lugar, allí presente. Lo dejaron inconsciente. Ya entre convulsiones, los mismos que lo golpearon lo arrastraron hasta afuera del local. Afuera, los policías de la bonaerense -que debieron haber defendido su vida- lo arrastraron un poco más hasta dejarlo en un cantero de la vereda (“no se les ocurrió” hacer otra cosa, dirían después). El amigo excluido llamó a la ambulancia (a la que los policías no lo dejaron siquiera subirse) y lo llevaron al hospital local. A las pocas horas, en estado grave, lo trasladaron al Instituto del Diagnóstico, en Capital. Allí, tras tres días de agonía, el 6 de diciembre, sufrió muerte cerebral.

Los papás y los hermanos de Martín sabían de su posición frente a la posibilidad de la donación de órganos y no se dejaron doblar por el dolor: decidieron cumplir esa voluntad. Estuvieron con Martín hasta la madrugada del 7 de diciembre, acariciándolo, despidiéndose de él, hasta el mismo momento en que llegaron los equipos de ablación.

El milagro acababa de iniciarse…



A pesar de la natural y comprensible rigurosa reserva de las identidades de los involucrados en los casos de trasplantes que impone el INCUCAI, los familiares de ella, la receptora, fueron dejando múltiples pistas y señales, aquí y allá, para que llegaran hasta el entorno del donante. Y en esta inmensa megaciudad habitada por millones de seres anónimos que viven uno al lado del otro una vida entera sin conocerse, el mensaje llegó a destino. Fue así, casi misteriosamente, porque así tenía que ser.

Y un día antes de Navidad el ansiado encuentro se produjo en la habitación del mismo hospital en el que ella estaba todavía internada.

Ni unos ni otros pudieron hablarse demasiado. Las gargantas eran puro nudo… apenas se tomaron de las manos, lloraron tratando de no llorar y se dieron mutuamente, muchas veces, las gracias.



Hoy, ella hace rato que abandonó el hospital y sigue en plena recuperación. Quizás, alguna vez, las dos familias vuelvan a encontrarse. Quizás en esa oportunidad tampoco haya demasiadas palabras. Porque el milagro de la vida ya se produjo. Ella vive, y Martín también., en ella y para siempre.......



 

Comentarios

@MABE

30/05/2007

Me has hecho lagrimear, José. No creo en milagros, pero sí en la enorme capacidad humana de darse, como diría la Madre Teresa "hasta que duela". Gracias por compartir esta historia Besooos Mabel