“Ahora tú”, “Ahora yo”...


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@VOLATUTIS

02/10/2006#N11788

0 Actividad semanal
761 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya
“Ahora tú”, “Ahora yo”...

Dos hermanitos en puros harapos, provenientes del
arrabal, uno de cinco años y el otro de diez,
iban pidiendo un poco de comida por las casas de
la calle que rodea la colina.

Estaban hambrientos:
-“¡Vaya a trabajar y no moleste!”- se oía detrás de la puerta.

-“¡Aquí no hay nada pordiosero...!”- decía otro...

Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños...

Por fin, una señora muy atenta les dijo:
-“Voy a ver si tengo algo para ustedes...
¡Pobrecitos!”- Y volvió con una latita de leche.

¡Que fiesta! Ambos se sentaron en la acera. El
más pequeño le dijo al de diez años:
-“Tú eres el mayor, toma primero...”- y lo miraba
con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose.

Yo contemplaba la escena como tonto... ¡Si vieran
al mayor mirando de reojo al pequeñito...!

Se lleva la lata a la boca y, haciendo de cuenta
que bebía, apretaba los labios fuertemente para
que no le entre ni una sola gota de leche.

Después, extendiéndole la lata, decía al hermano:
-“Ahora es tu turno. Sólo un poquito.”

Y el hermanito, dando un trago exclamaba:
-“¡Está sabrosa!”.

-“Ahora yo”- dice el mayor. Y llevándose a la
boca la latita, ya medio vacía, no bebía nada.

-“Ahora tú”, -“Ahora yo”, -“Ahora tú”, -“Ahora yo”...

Y, después de tres, cuatro, cinco o seis tragos,
el menorcito, de cabello ondulado, barrigudito,
con la camisa afuera, se acababa toda la leche... él solito.

Esos “ahora tú”, “ahora yo” me llenaron los ojos de lágrimas...
Y entonces, sucedió algo que me pareció
extraordinario. El mayor comenzó a cantar, a
danzar, a jugar fútbol con la lata vacía de leche.

Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con
el corazón rebosante de alegría.

Brincaba con la naturalidad de quien no hace nada
extraordinario, o aún mejor, con la naturalidad
de quien está habituado a hacer cosas
extraordinarias sin darles la mayor importancia.

De aquél muchacho podemos aprender una gran
lección: Quien da, es más feliz que quien recibe. Es así como debemos amar.
Sacrificándonos con tanta naturalidad, con tanta
elegancia, con tanta discreción, que los demás ni
siquiera puedan agradecernos el servicio que les hemos prestado.

¿Como podrías hoy encontrar un poco de esta
"felicidad" y hacer la vida de alguien mejor, con más "gusto de ser vivida"?.
¡Adelante, levántate y haz lo que sea necesario!

Cerca de nosotros puede haber un amigo que
necesita de nuestro hombro, de nuestro consuelo
y, quizá aún más, de un poco de nuestra paz....
¿Preparados para escuchar? Cuando escuchamos los
lamentos ajenos, y consolamos el llanto de un
amigo, nos volvemos más fuertes y al oír toda su
historia, salimos con ella más fortalecidos, con
más experiencia, porque al oír y compartir.... aprendemos.
¡¡¡¡Qué siempre demos sin demostrar nada y sin pedir nada a cambio!!!!



"Como agua fresca en la boca del sediento
así son la buenas noticias de tierras lejanas"
Prov 25, 25
P. Carlos E. Garcia Llerena CJM
charlygar@softhome.net
padrecharly@hotmail.com
Pquia San Juan Eudes
La Ofelia - Quito
(593-2) 259-2137
UnYK: 512 YAM

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.